Un pueblo sin tierra

Ayana es una niña de apenas 9 años de edad. Aún es muy joven para comprender los problemas de los mayores y piensa que su mundo, el mundo que le rodea, es un lugar mágico, lleno de aventuras por realizar y misterios por descubrir. Lo que pasa, es que Ayana aún no sabe que su gente está envuelta en uno de los mayores conflictos del planeta. Ayana es una niña saharaui y sus padres si tienen conciencia del problema que está padeciendo su pueblo, el pueblo saharaui, un pueblo que después de casi 40 años, continúa luchando por un territorio propio y por no caer en las garras del peor enemigo de una nación: El olvido.

Para explicar bien un conflicto tan complicado, es necesario remontarse a su origen. Para ello, debemos retroceder 129 años. En el año 1884, España reclamó las tierras del Sahara Occidental en la Conferencia de Berlín, donde se pactó la forma en que los países más poderosos se repartirían África. En el año 1967, Marruecos reclamo el territorio saharaui como parte de su país, no obstante, la ocupación española evitó cualquier intento de invasión marroquí. La ocupación española de alargó hasta el año 1975 cuando, aconsejada por la Organización de las Naciones Unidad, comenzó su repliegue de la zona. España abandonaba el territorio saharaui, aunque prometía la celebración de un referéndum que decidiría la independencia del Sahara. Este referéndum jamás llego a celebrarse ya que, ese mismo año, Marruecos llevaría a cabo la denominada Marcha Verde, que terminaría por anexionar los territorios del Sahara Occidental al país marroquí.

Con España fuera de la región y habiéndose olvidado de su promesa de realizar un referéndum, en el año 1976 estalló la guerra. En un lado estaba el Frente Polisario, que luchaba por la liberación saharaui. Este Frente Polisario tenía dos enemigos principales: Marruecos por el norte y Mauritania por el sur. La situación de Mauritania era muy frágil y, estando al borde de la quiebra, firma la paz con el Sahara Occidental en el año 1979. En este acuerdo, Mauritania rechazaba sus pretensiones sobre el territorio saharaui.

En el año 1992, ambos bandos, saharaui y marroquí firman una tregua promovida por la ONU. También se acuerda llevar a cabo un referéndum sobre la independencia de este territorio, este referéndum tampoco llegó a celebrarse. Las negociaciones perduran durante los años 90 y en el año 2000, Marruecos anuncia la decisión de otorgar cierta autonomía al Sahara Occidental. Este comunicado descartaba la posibilidad de cualquier referéndum de independencia por lo que no fue bien recibido por el pueblo saharaui. Los conflictos y la violencia se han mantenido en esta región hasta estos días, dejando patente la dificultad que existe de llegar a una solución.

Tras la invasión marroquí, el pueblo saharaui inició su diáspora hacia el desierto de Argelia. Cerca de la ciudad de Tinduf, se encuentra el mayor campamento de refugiados de la historia moderna, tanto por volumen como por longevidad. Los refugiados viven envueltos en miseria y pobreza. Los saharauis que no se trasladaron al campamento, viven en el desierto de Marruecos, desterrados de las grandes ciudades y bajo los continuos abusos y violaciones de sus derechos llevados a cabo por el gobierno marroquí.

Pocos aliados tiene el pueblo saharaui en su lucha por tener un territorio propio, y los pocos que tiene, no son grandes potencias mundiales por lo que poco pueden hacer. Argelia es uno de los grandes aliados del Frente Polisario. Además de permitir la construcción del asentamiento de refugiados, es uno de los países consejeros del pueblo saharaui.

En nuestro país, existen asociaciones que tratan de poner su granito de arena intentando que los jóvenes saharauis encuentren un poco de felicidad en una vida marcada por el sacrificio. El proyecto “Vacaciones en Paz” busca desde hace más de 33 años que los jóvenes saharauis puedan disfrutar de unas vacaciones acordes a su edad. Este proyecto consiste en la acogida de niños y niñas saharauis por parte de familias residentes en España durante las vacaciones de verano.

Este proyecto, promovido por la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui de Alcobendas y San Sebastián de los Reyes hace posible que los niños de esta región puedan abandonar por un tiempo los campos de refugiados en los que viven. Durante este periodo, los niños son sometidos a reconocimientos médicos reciben tratamientos que no son posibles de realizar en su región de origen. Además de divertirse, los niños tienen la oportunidad de aprender español, la segunda lengua oficial de la República Árabe Saharaui Democrática.

La inactividad de las Naciones Unidas respecto a este conflicto, la pasividad del resto de países, tal vez por la ausencia de intereses en la zona, o el afán expansionista de Marruecos son solo algunos de los factores que contribuyen a que el mundo se haya olvidado de esta región del norte de África. Este pueblo, el saharaui, poco a poco se hunde en el olvido de los países más poderosos y su gente; padres, abuelos o niños como Ayana, deben vivir en un mundo hostil del que se han acostumbrado a recibir la espalda.

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