"Entras con tres..."
- Francisco Elorriaga
- 13 may 2016
- 4 Min. de lectura

Hace ya algunos años, muchos más de los que parecen, estaba yendo de camino al colegio con mi padre. Recuerdo aquel momento por una de las frases que dijo y que pasó años atormentándome: “Entras al colegio con 3 y sales con 23”. Aquella frase me pareció lapidaria. Joder, si apenas tenía 7 años. Aún no sabía restar con llevadas pero recuerdo que pensé en el duro camino que tenía por delante, sobre todo, teniendo en cuenta el poco aprecio que ya demostraba por entonces a aquello de hincar los codos… Ese camino hoy ha llegado a su fin. Se ha acabado de golpe y solo puedo pensar en que ojalá la ruta fuese unos kilómetros más larga.
Aquel día en el coche solo pensé en todo lo malo que aun tenía por delante. Ahora me doy cuenta de que no ha sido para tanto. Recuerdo a mi primera profesora, en primero de Primaria, recién llegado de Francia. Aurora, una profesora buena pero con gran interés en decirle a mi madre lo duro que lo iba a tener para pasar de curso. La lógica acabó imponiéndose y, de forma justa o no, mis notas llegaron con todo aprobado e incluso algún que otro notable. Después vino Ana, una profesora más parecida a una madre que a una docente. “Con lo buen chico que es, si estudiase un poquito más…”, ese era su lema para conmigo. Por último estuvo DON LUIS, el profesor más serio y recto que he tenido. Un tipo duro, pero duro de verdad. Al final el hombre resultó ser un trozo de pan… Logré sobrevivir a Primaria junto con unos compañeros increíbles… Juan, Ismael, Rodrigo, Víctor, Andrés y Javi (inseparables), los míticos Cojonudos… Podría recitar de memoria la lista de clase. Por suerte, muchos de ellos seguimos viéndonos e incluso algunos hemos formado una especie de pequeña familia.
Llegó la ESO y, con ella, los continuos cambios de profesor. Recuerdo a todos y cada uno de ellos. Jesús, que nos enseño los valores del deporte; Santiago, que me ayudó a amar aún más la lectura; el otro Jesús, de quien recibí el apodo de “txapeldun”; José Fernando, uno de los mejores profesores que he tenido y, sin dura, el más intimidante. Una sola mirada y ya estabas rezando por tu vida. Aun la tengo muy dentro por cierto suspenso en Cultura Clásica, habiendo sacado un 8 en el final y un 4 en latín… esas cosas no se olvidan nunca.
Con el bachillerato tocó migrar y llegué al IES Alkala Nahar. Aquí estoy seguro de haber batido un record mundial: Pasar dos años completos sin aprobar un solo examen de matemáticas. Estaba claro, Dios no me había llamado para eso… Del instituto salí con un gran grupo de amigos, más por su calidad que por su cantidad. Al grupo escolapio, formado por Icíar, Irene, Mónica, Nacho y servidor, se unieron Roble y Pato. Juntos hemos viajado, reído, disfrutado y bebido... Mucho… Muchísimo.
Pero amigo, aquello terminó y llegaba la universidad y ese era otro rollo… Recuerdo mi primer día, los nervios que pasé yendo a aquella lejana “uni privada de pijos”. Encima empezaba bien, incorporándome un mes más tarde que mis compañeros. Ay… que poquito tardaron en hacerme comprender lo tonto que era… “de pijos”, decía… Tuve la suerte de caer en un grandísimo grupo. Recuerdo cómo acogieron desde el primer momento a todos los que llegamos más tarde. Mi primer recuerdo de la universidad es el de María Tabuenca, que más tarde dirigiría mi TFG, riñéndome por llegar tarde a mi primera clase. Mi segundo, es el de Alba Fernández acercándose a los asustados “nuevos” para presentarse y ofrecernos ayuda, apuntes y todo lo que necesitásemos. Esto parece que fue ayer pero ya han pasado cinco años. Cinco años impresionantes que siempre recordaré. No creo que nunca olvide todo este tiempo de risas con el increíble grupo de la tarde, las comidas de tupper en clase, la aventura de grabar aquel corto (que nuestra actriz nunca vio… ni verá), el glorioso grupo Blog Urgente, al profesor Arias encima de las mesas, las divertidas e interesantes clases de Armada, las fascinantes clases de prácticas de Radio y Televisión, el duro parto que fue el TFG, al enano de La Nuit, los trabajos planificados y terminados el día antes de la entrega, los madrugones y la cuarta planta del último curso, al magnífico turno de la mañana y, en general, a todos los grandes amigos que he hecho, desde aquellos con los que comencé en primero, hasta aquellos con los que hoy he compartido mi última clase.
¡VIVA EL CEU!
PD: Sé que el dicho dice que “entras con 3 y sales con 23” y yo he terminado con 24… Esto se debe a que, en Segundo de Bachillerato, hubo un profesor llamado José Luís Riestra que tuvo a bien hacerme repetir con solo una asignatura. Recuerdo cómo odiaba a los periodistas y cómo los ponía a parir cada día del curso. Eh, Riestra, ¡jódete! Graduado en Periodismo.
Comments